Hace un tiempo, mi vida estaba marcada por un cúmulo de emociones confusas y situaciones difíciles que no sabía cómo manejar. Mi relación de pareja, que siempre había sido mi fuente de alegría y estabilidad, se encontraba en un punto muy delicado. Sentía que estábamos perdiendo la conexión, que nos alejábamos cada vez más y, lo peor de todo, no sabía cómo recuperar lo que habíamos perdido. No era solo la distancia emocional, sino también mis propios problemas internos, mis miedos y mis inseguridades, los que empezaban a tomar el control de mi vida y mi relación. Fue entonces cuando decidí dar el paso de buscar ayuda, pero lo que no sabía en ese momento era que las sesiones online con mi psicólogo serían lo que realmente cambiaría mi vida.
Al principio, la idea de las sesiones online me resultaba algo extraña, ya que había escuchado mucho sobre la psicoterapia tradicional en persona, pero nunca había considerado la opción virtual. Sin embargo, al ser más flexible y adaptada a mi horario, decidí intentarlo. El psicólogo, con quien conecté, de inmediato me dio un espacio donde pude hablar sin juicio, expresar mis preocupaciones y, sobre todo, entenderme a mí misma. En cada sesión, me sentía más cómoda, como si estuviera despojándome de una carga pesada que llevaba mucho tiempo arrastrando. Las herramientas y técnicas que aprendí me ayudaron a organizar mis pensamientos y a comprender mejor mis propios sentimientos.
Desde el inicio de la terapia, pude empezar a ver las cosas desde una perspectiva diferente. El psicólogo no solo me ayudó a identificar los patrones de comportamiento que habían afectado mi relación, sino que también me enseñó cómo gestionar mis emociones de una forma más saludable. A menudo me sentía abrumada por la ansiedad o la tristeza, y cada vez que intentaba hablar con mi pareja, no lograba expresarme de manera efectiva. Me di cuenta de que estaba reaccionando en lugar de actuar, y eso estaba creando una barrera entre los dos.
El trabajo que hice con mi psicólogo fue clave para aprender a comunicarme mejor, ya que el profesional de CPSUR me ayudó a identificar mis propias expectativas y cómo estas no siempre coincidían con las de mi pareja. También me enseñó a escuchar de manera activa, algo que antes no hacía con la misma empatía. Aprendí que muchas veces, cuando sentimos que nos alejamos de las personas que amamos, es más una cuestión de falta de comprensión que de falta de amor. La clave estaba en cómo gestionábamos las diferencias y las tensiones de manera constructiva, en lugar de dejarnos llevar por la frustración.
Además, la terapia me ayudó a trabajar en mi autoestima, puesto que, durante un tiempo, había estado tan enfocada en lo que no estaba funcionando en mi vida y mi relación, que había olvidado lo que valía como persona. Aprender a reconocer y valorar mis fortalezas, aceptar mis imperfecciones y sentirme capaz de ser amada tal y como soy fue una de las cosas más liberadoras. El psicólogo me guio para que pudiera reconstruir esa confianza en mí misma, lo que, a su vez, me permitió ver mi relación desde una perspectiva más positiva y amorosa.
A lo largo de las sesiones, también comenzamos a hablar sobre cómo podía acercarme de nuevo a mi pareja. Mi psicólogo me sugirió algunas estrategias para reconstruir la conexión emocional, como pasar tiempo de calidad juntos, ser más transparente con mis sentimientos y, sobre todo, ser paciente. Me animó a dar el primer paso para reabrir el canal de comunicación con mi pareja, y lo hice. Hablamos, de una forma más abierta y honesta que nunca, sobre nuestros miedos, nuestras expectativas y, lo más importante, nuestro amor mutuo. Fue un proceso gradual, pero con cada paso, comenzamos a acercarnos de nuevo.
Hoy en día, puedo decir que esas sesiones online fueron fundamentales para mi recuperación personal y para la restauración de mi relación. No solo aprendí a manejar mis emociones y a ser más consciente de mis pensamientos, sino que también entendí la importancia de la empatía, la paciencia y la comunicación en una relación. Lo más valioso que obtuve fue el entendimiento de que el amor no se trata solo de estar juntos, sino de estar dispuestos a crecer y evolucionar juntos, aprendiendo a manejar los altibajos de la vida.
¿Cuándo se debe acudir al psicólogo?
Acudir al psicólogo es una decisión personal y, aunque cada individuo es único, hay ciertas señales y circunstancias que pueden indicar que es un buen momento para buscar ayuda profesional. La salud mental es tan importante como la salud física, y reconocer cuándo es necesario recibir apoyo psicológico puede ser un paso crucial para mejorar el bienestar general.
Uno de los momentos más comunes para buscar ayuda es cuando se experimentan emociones intensas y persistentes que son difíciles de manejar. La tristeza, la ansiedad, el miedo, la irritabilidad o la desesperanza pueden ser señales de que algo no está funcionando bien a nivel emocional. Cuando estas emociones afectan el funcionamiento diario, las relaciones interpersonales o la capacidad para llevar a cabo tareas cotidianas, puede ser un buen momento para consultar a un psicólogo. La terapia puede ayudar a entender y gestionar estas emociones de manera más saludable.
También es importante acudir cuando se atraviesan situaciones de vida estresantes o traumáticas, como la pérdida de un ser querido, un divorcio, una ruptura sentimental, el diagnóstico de una enfermedad grave o cualquier tipo de abuso. Estos eventos pueden generar una gran carga emocional, y la ayuda de un profesional puede ofrecer el apoyo necesario para procesar el dolor, el estrés o el trauma de manera adecuada. No se trata de enfrentar solo estos desafíos, sino de buscar herramientas que ayuden a manejar el dolor de manera más efectiva.